Monday, November 27, 2006

realidades paralelas


Esto no pretende ser un fotolog… los que me conocen de veras saben que no es mi estilo.
Pongo esta imagen porque es la que más grafica a la hora de plasmar lo que trato de decir…
Muchos hacemos lo que hacemos por una motivación y, la verdad es que demasiadas veces he oído a la gente decir cosas como: “es que lo uso para evadir la realidad”… o “es mi vía de escape”.
Pocas cosas me marcaron más de mi maestro de teoría de la música en la universidad que aquella célebre frase: “la música es un lenguaje divino…”
Mmm… lo creo, es más…. lo vivo…
Hay algo más que matemáticas o lógica detrás de este lenguaje… algo más que frecuencias de onda exactas… algo más que timbres, tonalidades y las benditas reglas teóricas que a veces más que ayudarnos, nos coartan y limitan.
Algo más… algo implícito… Es cosa de sensibilidades a un nivel que va más allá del alma…
Sin duda no es invención nuestra. (será que algo hemos inventado realmente?), sino, más bien es algo que se nos permite usar, pero sobre todo, disfrutar, compartir… vivir… interpretar… es muchas veces un valioso vehículo para nuestras emociones, sentimientos y lo que queramos compartir…
A veces siento que es una especie de canal abierto… no sé… un tipo de lenguaje universal… uno que no necesitas explicar porque es de libre interpretación. De hecho muchas veces significa lo que quieras que signifique…. Tanto como receptor o si eres el emisor porque muchas veces tu estado de ánimo determina el resultado de tu encuentro con ella… Aunque, creo que ése tipo de interpretación es un poco superficial… al menos para mí, ya que el tipo de experiencias que verdaderamente disfruto es aquellas que son capaces de entregarme algo… incluso afectar mi estado de ánimo…
Es por ejemplo lo que ocurre cuando estoy frente a un clásico del surrealismo como el que aparece en uno de mis post anteriores… puedes sentir la fuerza… la crítica y muchas de aquellas emociones que a veces ni nombres tienen.
Mi música no me abstrae de la realidad… ella ES la realidad y, lamentablemente hay cosas que logran abstraerme de ella en ocasiones…

Friday, November 24, 2006

... ahí vamos otra vez...


No sé aún cómo luces… pero te amo. No sé tu nombre, pero te he buscado toda mi vida… Creí tenerte, creí besarte, tocarte; mas no eras tú. O quizá si, pero con otros ojos, otro aroma…
Te transformas, me deslumbras… me ilusionas y te vas. Pero vuelves y me miras… sin saberlo me buscaste y me amaste… es extraño, me conoces sin reconocerme...
Como un juego, lo mismo es diferente… lo de siempre no es igual.
Y ahí vamos otra vez…
Cómo te llamas?
Un día te llamarás para siempre… un día yo seré eternidad. Aunque finjas no saberlo fuimos siempre tú y yo…
No ha cambiado nada, lo de afuera es ilusión. Fuiste siempre el infinito, dejaste el futuro atrás, el olvido… los recuerdos de quién nunca estuvo allí… Hoy me miras como siempre, por primera vez… crees no entenderlo, aunque sabes que soy yo.
Es distinto, es igual, es futuro en el olvido, sueños empolvados divagando entre el ruido del silencio.
Y ahí vamos otra vez…

Tuesday, November 07, 2006

...sin título

Cuando niño solía regalarle objetos de porcelana a mi mamá, era el típico obsequio de cumpleaños o día de la madre…
Lo terrible es que tales delicados objetos siempre terminaban hechos mil pedazos en el suelo producto de un descuido o una bala perdida de mis soldaditos de juguete… típicas bajas de batalla…
A pesar de los minuciosos esfuerzos, la motricidad fina de mi papá y las milagrosas cualidades de las que se jactaban los adhesivos de contacto de la época, las heridas de guerra en los adornos de mi mamá eran definitivamente notorias…
Algo muy similar ocurre en el área de la confianza. Es como un finísimo y valioso objeto de porcelana… delicado, frágil… Absolutamente no recomendado para un uso infantil.
Cuando ésa confianza se rompe no hay caso… puedes tratar de nuevo, intentar reconstruirla, pero parecen ser inútiles los esfuerzos. A pesar de ellos y de la dedicación, siempre se ven las cicatrices que, como fracturas de porcelana, permanecen indelebles en el alma.
Suena aterrador, desde luego.
Sobretodo si lo combinamos prejuiciosamente con aquel sabio proverbio que dice “maldito el hombre que confía en el hombre”.
A pesar de lo anterior creo que el proverbio es definitivamente cierto, pero merece una explicación… claro!, ya que de lo contrario podría transformarme en un ser absolutamente lleno de miedos, desconfianzas y propenso a mil paranoias producto de delirios de persecución y otras patologías por el estilo.
Creo que no se trata de simplemente “no confiar ni en tu sombra…” en este caso (como en muchos otros…), creo que la “sabiduría popular” se equivoca.
El mismo Dios nos da un claro ejemplo de ello, ya que él, siendo Dios nos confía su obra y es más, confía en nosotros…
Mi confianza está puesta totalmente en que es Dios quien tiene absoluto dominio de mi vida y control sobre las situaciones que me ocurren, ya sea que participen o no de, o en ellas, otras personas.
Así, creo que Dios puede mostrarme en quién puedo o no confiar, pero siempre pasando por su filtro… de esta forma ya no corro peligro de caer en la maldición que afecta a quienes confían a ciegas en otra gente.