La vida está llena de paradojas…
Hoy vi mi cuerpo recostado.
En algún lugar cercano a mi corazón tenía algo así como una espina…
Estaba plenamente consciente, pero a la vez extasiado y atónito.
No alcancé a decir: “qué rayos signi…” cuando vino esa suave voz -dulce y firme, como siempre- a explicarme ciertas cosas…
La espina si estaba clavada muy profundo; pero ésta no era física. De modo que nada podía pasarla a llevar…
De ahí viene el hecho de que la olvido… pero, suelo vivir en un mundo físico y tangible la mayor parte del día, no?
El tema es que siempre, en momentos como este, donde estoy expuesto a la más profunda Verdad… algo extraño, pero a la vez tan familiarmente cotidiano sucede…
El oleaje espiritual al que estuve expuesto me inundaba lentamente… hasta que en algún momento “pasa a llevar” dicha “no-física” espina… y, claramente duele…
Dolor de tareas no resueltas…
Dolor de historias impresionantes, pero inconclusas…
Dolor del propósito fundamental que, a pesar del tiempo, aún existe pero en categoría de proyecto…
En fin, el “mensajero iluminado” en su momento lo dijo:
“Vida con metas es vida de propósito; metas no claras es vida de oportunismo…”
Tan habitual oportunismo suprime todo vestigio de fe verdadera…
La conciencia global también es relegada al baúl del olvido… y por ende la verdadera identidad se difumina en el común colectivo…
Pero, este “roce” sobrenatural con lo que es esencial y el dolor que conlleva, logra lo paradójico y humanamente imposible:
Que el pasado traiga a tu alma los recuerdos del glorioso futuro que se acerca.
