Cuando niño solía regalarle objetos de porcelana a mi mamá, era el típico obsequio de cumpleaños o día de la madre…
Lo terrible es que tales delicados objetos siempre terminaban hechos mil pedazos en el suelo producto de un descuido o una bala perdida de mis soldaditos de juguete… típicas bajas de batalla…
A pesar de los minuciosos esfuerzos, la motricidad fina de mi papá y las milagrosas cualidades de las que se jactaban los adhesivos de contacto de la época, las heridas de guerra en los adornos de mi mamá eran definitivamente notorias…
Algo muy similar ocurre en el área de la confianza. Es como un finísimo y valioso objeto de porcelana… delicado, frágil… Absolutamente no recomendado para un uso infantil.
Cuando ésa confianza se rompe no hay caso… puedes tratar de nuevo, intentar reconstruirla, pero parecen ser inútiles los esfuerzos. A pesar de ellos y de la dedicación, siempre se ven las cicatrices que, como fracturas de porcelana, permanecen indelebles en el alma.
Suena aterrador, desde luego.
Sobretodo si lo combinamos prejuiciosamente con aquel sabio proverbio que dice “maldito el hombre que confía en el hombre”.
A pesar de lo anterior creo que el proverbio es definitivamente cierto, pero merece una explicación… claro!, ya que de lo contrario podría transformarme en un ser absolutamente lleno de miedos, desconfianzas y propenso a mil paranoias producto de delirios de persecución y otras patologías por el estilo.
Creo que no se trata de simplemente “no confiar ni en tu sombra…” en este caso (como en muchos otros…), creo que la “sabiduría popular” se equivoca.
El mismo Dios nos da un claro ejemplo de ello, ya que él, siendo Dios nos confía su obra y es más, confía en nosotros…
Mi confianza está puesta totalmente en que es Dios quien tiene absoluto dominio de mi vida y control sobre las situaciones que me ocurren, ya sea que participen o no de, o en ellas, otras personas.
Así, creo que Dios puede mostrarme en quién puedo o no confiar, pero siempre pasando por su filtro… de esta forma ya no corro peligro de caer en la maldición que afecta a quienes confían a ciegas en otra gente.
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4 comments:
primero amarra tu ego pa que no se infle,jajaja
me gusta mucho tu pluma, ordenada, armonica, atrayente, buen lexico, sintetica y concluyente y mas aun el contenido, me impresionaste.
que decir, feliz de tener un amigo asi como tu.
pau
Na que ver andar borrando mi comentario pué... :( Supongo que fue un accidente ehh!!
Saludines y muchos cariños
Chausssss
La Lily de siempre jejejejeje...
jajaja sori
es que este post estaba dos veces y justo borré el que tenía tu comentario.....
como te decia
al principio.. como que me desesperance
pero bien
toda la razon amigo
esperar en Dios .. la mejor decision para encontrar personas en quien confiar
te quiero mucho
confio en ti ok?
:)
besos
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