Wednesday, August 23, 2006

Pródigo...


Alguna vez estuve preso dentro de la cárcel de mis propias limitaciones… inmerso en la incapacidad de mi torpeza y falta de visión.
Alguna vez incluso creí aquel cuento ridículo de que somos el centro del universo…
Mientras mi menta racional y calculadora me engañaba con supuestas respuestas a las incontenibles preguntas, la necesidad de saber quién soy y qué hago aquí socavaba el frágil suelo bajo mis inseguros e incompetentes pasos humanos…
Sentado en el trono de mi sabiduría barata, quise explicar lo inexplicable… conocer los misterios más allá de mi corta vista, sin aún descubrir siquiera el motivo o razón de mi propia existencia…

Hasta que me hallaste. Exhausto y engañado –auto engañado--. Caminando a paso ligero, seguro, mas, incorrectamente direccionado. Perdido en la necedad del razonamiento humano, ése mismo que se desdice día a día de sus anteriores estatutos…
Tomaste mis manos y me libraste del colapso. Sanaste las múltiples heridas producto de mis constantes tropiezos y violentos encuentros con el fracaso…
Me limpiaste del polvo que aún mis dientes mordió.
Cortaste las cadenas que me ataban mis pies y manos a la mediocridad de la autosuficiencia y destruiste las vendas que no me permitieron verte…
Luego de eso pusiste tus cálidas y fuertes manos sobre mis hombros y por primera vez sentí aquello que llaman libertad, mientras me sumergía en la amplitud y sinceridad de tu mirada…
Vagando libremente dentro de ti, busqué refugio en tu corazón y pude ver que latía fuertemente, ensordeciendo mis oídos e inundándome en una frase que jamás olvidaré, no importa lo que pase, ni lo que digan… Sólo importa aquel constante latir que ahora llevo en mi mente, en mis ojos, en mi música y mis sueños… es el latir de tu corazón que se resume en tan solo dos palabras: TE AMO.

Marcos A. Gómez

2 comments:

Anonymous said...

Guau, que increible, no conocía esa faseta tuya, y de vedad es buenisima. Nada que decir, todos fuimos pródigos alguna vez, y en más de una ocasión, de hecho agunos aún lo somos en cierta medida. Lo importante es saber que no importa cuan prodigos seamos, sino que cuando desidamos aparecer nuevamente cerca de casa, a la distancia nuestro Padre correra a abrazarnos y besar nuestras mejillas ... icreible no?

Un Abrazo bien fuerte desde Santiago ..

Yo, tu amigo zumbidista ..

Juan Sepúlveda Medina said...

muy buena marcos...sin comentarios.


Juan Sepulveda
The BassMan Returns